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Panfleto encontrado en la red, escrito por autor desconocido y publicado originalmente en el desaparecido blog Católicos contra la Ciencia.

Hace tiempo, en mi post sobre cómo prevenir la homosexualidad en nuestros hijos, acusé a la comunidad homosexual de provocar el problema del calentamiento global. En aquella ocasión nadie me creyó, pero el día de hoy, tras varios meses buscando la verdad, puedo venir a este lugar y mostrar SÓLIDA EVIDENCIA que comprueba que es esa manada de depravados la responsable de tan terrible crisis.

Por principio de cuentas debemos saber qué es el calentamiento global. Se trata de un extraño fenómeno que provoca que la Tierra se caliente más allá de los límites previstos pero... ¿a qué se debe exactamente?

Volvamos a la problemática del homosexualismo. Todos sabemos que es una horrenda enfermedad diabólica y por ende TODOS los homosexuales van al INFIERNO.

En los últimos años la peste gay se ha expandido hasta niveles insospechados, esto sucede porque los medios manipulados por judíos nos han hecho creer que la homosexualidad es normal, y al no haber una Santa Inquisición que controle la epidemia, ésta se sale de control y da origen a una serie de desequilibrios.

-¿Y qué tiene que ver todo esto con el cambio climático?- preguntará usted. Pues bien, con todo lo anterior deducimos que el aumento exponencial de homosexuales provoca también un aumento descontrolado de almas en el INFIERNO. En consecuencia, el infierno comienza a generar más calor porque quema más pecadores, y como se encuentra abajo de la Tierra (que es plana), nuestro planeta se calienta como una sartén. Luego salen los demonios del infierno y empiezan a mover los mares con sus trinches, dando lugar a lo que conocemos como "Fenómeno del Niño".

No es tan fácil mostrar la verdad a la gente. El hecho de que los gays sean la causa del mal ha sido ocultado de todas las formas posibles. Hace años el satanista Al Gore intentó desviar nuestra atención con el pseudodocumental "An inconvenient truth", el cual contiene una sarta de estupideces y mentiras que ya fueron REFUTADAS por el Vaticano. Es triste que los ateos se basen en esa información errónea sólo por contradecir a la Iglesia Católica. Los ateos más radicales han llegado a convocar al mundo entero a apagar sus luces para que la verdad no sea vista y dar entrada al demonio.

No se dejen engañar. ¡La verdad está aquí y es muy clara! A partir de hoy debemos trabajar con más fuerza para curar homosexuales, lesbianas y transexuales. Si queremos controlar la plaga podríamos comenzar exigiendo la instauración del Tribunal del Santo Oficio en nuestros respectivos países. En el estado de Guanajuato (México) ya está funcionando la Nueva Inquisición y los resultados son favorables.

¿Nunca notaron que en la Edad Media NO EXISTÍA el cambio climático? ¡Las pruebas son contundentes! Todo fue gracias a la Santísima Inquisición, que purificó el pecado y salvó la Tierra.

No esperemos más y pongamos un alto a la homosexualidad, ¡FRENÉMOSLA YA!


 
Escrito por Dionisio Rodríguez Castro y publicado en las Cartas al director de El País el 12 de agosto de 2012.

En la sociedad española actual, los ciudadanos recibimos dos propuestas diferenciadas: la primera, desde posiciones llamadas conservadoras y con base en su ideario, nos proponen que los homosexuales no puedan contraer matrimonio o que las mujeres no puedan abortar; la segunda, desde posiciones llamadas progresistas y con base asimismo en su ideario, nos proponen posturas antagónicas a los anteriores.

Hasta aquí podríamos decir que todo es correcto, defienden aquello en lo que creen o lo que creen los grupos a los que representan. Unos ponen por encima un modelo social y otros la libertad del individuo.

Todos deberían ser iguales, pero ¿de verdad lo son? Yo creo que no, y ésta es la gran diferencia entre esas dos opciones. Mientras unos, los llamados conservadores, obligan a todos los ciudadanos —a todos sin ninguna distinción— a comportarse como su ideario les dicta porque eso está por encima del individuo; los otros, los llamados progresistas, se limitan a proponer que todos los ciudadanos obren de acuerdo con su conciencia y vivan más libremente como individuos, sin obligar a aquellos que estén en desacuerdo a seguir esa conducta. Lo parece, pero no todas las opciones son iguales, al menos en lo que afecta al respeto por el individuo. Es bueno tener esto bien presente siempre.
 
Escrito por Juan José Tamayo y publicado en El País el 11 de agosto de 2012.

En la toma de posesión como presidente del Gobierno ante el Rey, Mariano Rajoy juró su cargo colocando primero la mano izquierda sobre la Biblia y luego la derecha sobre la Constitución Española. [...]

La promesa o el juramento de los cargos presidenciales o ministeriales en la Zarzuela ante la Biblia y el Crucifijo me parece un resto de nacionalcatolicismo que no resulta fácil entender, y menos justificar, salvo por el deseo expreso de los reyes, conforme a sus creencias católicas. Pero dichas creencias deben permanecer en la esfera privada, nunca explicitarse en el espacio público, y menos aún en un acto político de tanta relevancia como la toma de posesión de un gobierno en pleno. Es menos justificable aún tras más de treinta años de democracia y de no confesionalidad del Estado. Poner a Dios por testigo en el juramento de cargos políticos constituye un acto de teísmo político que termina por convertirse en una crasa manipulación de Dios. Hacerlo en presencia de la Biblia y del Crucifijo viene a ser una sacralización de la actividad política, lo más contrario a la secularización de la política, que es la seña de identidad de la modernidad. Sorprende que, tras treinta y cuatro años de vigencia de la Constitución España que afirma “Ninguna confesión tendrá carácter estatal” (art, 16,3). se comience transgrediéndola en un acto de tanta trascendencia para la vida política como la toma de posesión de un Gobierno del Estado Español surgido de la voluntad popular. Y eso viene sucediendo ininterrumpidamente desde el primer gobierno constitucional, con gabinetes de todos los colores: de derecha, de izquierda y de centro. ¿Necesita la voluntad popular ser legitimada por Dios, la Biblia y el Crucifijo?

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Escrito por Aníbal Malvar y publicado en su blog el 11 de agosto de 2012.

Sorprende sobremanera que los representantes de nuestra iglesia católica, la iglesia de los pobres, no se hayan echado aun a la calle en protesta por las políticas gubernamentales de supresión de ayudas a los pobres dependientes, de negación de la sanidad a los pobres sin papeles, o de eliminación de las limosnas a los pobres parados. Se conoce que les pilla en mala fecha.

De otra manera, no se explica que esta iglesia nuestra tan animosa a la hora de echarse a la calle, ya sea contra el aborto, en loor de las interpretaciones históricas de Pío Moa, o en celebración de los casorios de las hijas de José María Aznar, permanezca ahora en los templos sin decir esta hostia es mía. Y sin darle tal hostia, por ejemplo, a Montoro.

Es cierto que Jesucristo se ponía un poco plasta con tanta vindicación del pobre, del pescador y de la puta Magdalena (no confundir con la de Proust, aunque también se come), pero este silencio eclesial con los pobres modernos a mí me está haciendo perder hasta la fe en la Fe. Así que si mi jefe me echa del periódico por centrista, mis novias me abandonan por gorrón y Bankia me desahucia por chorizo, me voy a quedar sin nada. Sin siquiera Fe.

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